22.10.10

HMC XLVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. En ese mismo instante, se les cruza también un gato negro. Ninguno de los dos es supersticioso. Ambos siguen su camino. Dos calles más tarde, la mujer es atropellada por un coche. Dos calles más tarde, también, pero en la dirección opuesta, el hombre es atropellado, curiosamente, por el mismo automóvil.

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