30.9.11

HMC XCIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al cabo de mucho tiempo, en ese mismo punto, se instala un monumento que reza: "Aquí se cruzaron un hombre y una mujer".

29.9.11

HMC XCVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Es medianoche. Ella le mira. Él la mira. Ella se asusta. Él muestra sus afilados colmillos y la muerde en el cuello. Él se marcha volando. Ella muerde al sepulturero.

16.9.11

HMC XCVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer detiene al hombre y le dice algo al oído. A continuación, ambos se giran hacia mí y me miran amenazantes. Yo, por si las moscas, dejo de escribir.

12.9.11

HMC XCVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Con disimulo, la mujer entrega al hombre un paquete. Éste sigue caminando y en la siguiente esquina le entrega el paquete a otra mujer. Esta mujer sigue caminando y en la siguiente esquina entrega el paquete a otro hombre. Tras haberse producido otros tantos miles de intercambios, finalmente, el paquete llega a manos de la primera mujer. Ésta se detiene y lo abre.

6.9.11

HMC XCV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella viste de negro y porta una guadaña. Se dirige al hombre y le pide, por favor, que la acompañe.

3.9.11

HMC XCIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos hallan en el suelo un billete de cinco euros. Se miran. Tras estudiar la situación, deciden partir el billete en dos, repartirse las mitades y proseguir cada uno su camino. A partir de ahora, sus vidas transcurrirán en mitades: mitad de almuerzo, mitad de trabajo, mitad de sueño, mitad de día, mitad de vida...

1.9.11

HMC XCIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Pasado un tiempo, en la playa, se cruzan en el mar. Más tarde, se cruzan en el cielo. El avión en el que viaja el hombre, de ida de sus vacaciones. El de la mujer, de vuelta al trabajo.