HMC C

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. No es la primera vez que lo hacen, y ambos lo saben. De hecho, puede que lleven años cruzándose en esa misma calle, cada día, a la misma hora. Pero jamás se han preguntado la razón de tal hecho casual, ni siquiera se han atrevido a dirigirse la palabra, y el secreto seguirá permaneciendo durante años venideros, cuando sigan cruzándose en esa calle, cada día, a la misma hora.

HMC XCIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al cabo de mucho tiempo, en ese mismo punto, se instala un monumento que reza: "Aquí se cruzaron un hombre y una mujer".

HMC XCVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Es medianoche. Ella le mira. Él la mira. Ella se asusta. Él muestra sus afilados colmillos y la muerde en el cuello. Él se marcha volando. Ella muerde al sepulturero.

HMC XCVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer detiene al hombre y le dice algo al oído. A continuación, ambos se giran hacia mí y me miran amenazantes. Yo, por si las moscas, dejo de escribir.

HMC XCVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Con disimulo, la mujer entrega al hombre un paquete. Éste sigue caminando y en la siguiente esquina le entrega el paquete a otra mujer. Esta mujer sigue caminando y en la siguiente esquina entrega el paquete a otro hombre. Tras haberse producido otros tantos miles de intercambios, finalmente, el paquete llega a manos de la primera mujer. Ésta se detiene y lo abre.

HMC XCV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella viste de negro y porta una guadaña. Se dirige al hombre y le pide, por favor, que la acompañe.

HMC XCIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos hallan en el suelo un billete de cinco euros. Se miran. Tras estudiar la situación, deciden partir el billete en dos, repartirse las mitades y proseguir cada uno su camino. A partir de ahora, sus vidas transcurrirán en mitades: mitad de almuerzo, mitad de trabajo, mitad de sueño, mitad de día, mitad de vida...

HMC XCIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Pasado un tiempo, en la playa, se cruzan en el mar. Más tarde, se cruzan en el cielo. El avión en el que viaja el hombre, de ida de sus vacaciones. El de la mujer, de vuelta al trabajo.

HMC XCII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Se cruzan la mirada. Se cruzan de brazos. Se cruzan unas palabras. Se cruzan la cara.

HMC XCI Delta

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al día siguiente, la esposa del hombre y el marido de la mujer se cruzan también. Al cabo de dos días, el hijo del hombre y la hija de la mujer se cruzan en el mismo lugar. Al cabo de tres días, la novia del hijo del hombre y el novio de la hija de la mujer se cruzan en el mismo exacto punto. Pasada una semana, el novio de la hija de la mujer comienza a trabajar como relaciones públicas en la empresa del hombre.

HMC XCI Gamma

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al día siguiente, la esposa del hombre y el marido de la mujer se cruzan también. Al cabo de dos días, el hijo del hombre y la hija de la mujer se cruzan en el mismo lugar. Al cabo de tres días, la novia del hijo del hombre y el novio de la hija de la mujer ser cruzan en el mismo exacto punto. Se miran. Se atraen. Se enamoran. Se casan.

HMC XCI Beta

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al día siguiente, la esposa del hombre y el marido de la mujer se cruzan también. Al cabo de dos días, el hijo del hombre y la hija de la mujer se cruzan en el mismo lugar. Al cabo de tres días, la novia del hijo del hombre y el novio de la hija de la mujer se cruzan en el mismo exacto punto. A los cinco días, la mujer y la novia del hijo del hombre se cruzan en la calle. Se saludan. Pasada una semana, en la clínica dental, la mujer le practica una segunda endodoncia a la novia del hijo del hombre.

HMC XCI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al día siguiente, la esposa del hombre y el marido de la mujer se cruzan también. Al cabo de dos días, el hijo del hombre y la hija de la mujer se cruzan en el mismo lugar. Al cabo de tres días, la novia del hijo del hombre y el novio de la hija de la mujer se cruzan en el mismo exacto punto. Al cabo de cinco días, el hombre y la novia del hijo del hombre se cruzan en la calle. Se saludan.

HMC XC

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella acaba de salir de su último día de estancia en un centro de rehabilitación para drogadictos. Él acaba de comprar su primera papela al camello de la esquina.

HMC LXXXIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Hace más de treinta años que no se ven, aunque se reconocen. Se saludan. Se dan un abrazo. Se cuentan cómo les ha ido sus respectivas vidas. Ella ha enviudado. Él hace tiempo que está divorciado. Deciden irse a vivir juntos el resto de sus vidas.

HMC LXXXVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer mira al hombre y se percata de sus prominentes patas de gallo. Al verlo, a ella se le pone la piel de gallina. Entablan una relación y a los días ella pone un huevo.

HMC LXXXVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella nunca ha visto a un hombre en su vida. Él jamás ha visto a alguien del género femenino en persona. Se miran. Se examinan. Hacen un experimento. A los nueve meses nacen mellizos. Varón y hembra.

HMC LXXXVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. No se conocen. No obstante, tienen una cierta relación interpersonal: ella es la hermana de la amiga del padre del primo del cuñado de la vecina del suegro de la hija del empleado del hombre.

HMC LXXXV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella va comiendo un helado que se le derrite por entre las manos. Él se dispone a beber un sorbo de su botella de agua que, instantáneamente, se le congela en la boca.

HMC LXXXIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella porta un micrófono, se dirige a él y le dice que es una encuesta para la radio. Le pregunta que qué es lo que más le gusta de la calle y lo que menos. El hombre le responde que lo que más, cruzarse con una mujer bonita, como ella. Y lo que menos, que le paren para hacerle una encuesta absurda.

HMC LXXXIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos son turistas, y es la primera vez que visitan esa calle. A su regreso del viaje, la mujer cuenta a sus familiares y amigos que esa calle le ha parecido maravillosa, pulcra, limpia, majestuosa... El hombre, cuando llega a su casa, le cuenta a su familia que le ha parecido la peor calle que jamás ha cruzado...

HMC LXXXII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer vende palabras. El hombre le compra unas cuantas. Las une a las que lleva en su macuto -calle, una, cruzan, un- y con ellas escribe el inicio de un microrrelato.

HMC LXXXI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos portan sendos perros sujetos de su correa. El perro del hombre comienza a olfatear el trasero de la perra. Ambos comienzan a lamerse y a juguetear, hasta que el perro decide montar a la perra en plena calle. Mientras observan esto sus dueños, la mujer sonríe, se acerca al hombre y éste comienza a husmear el aroma embriagador de su perfume.

HMC LXXX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos chocan fortuitamente. El hombre se disculpa con la mujer y le pregunta si está bien. Ella le dice que sí, que no se preocupe. Ambos siguen su camino. El hombre sigue caminando y, cuando dobla la esquina, extrae del bolsillo de su abrigo la cartera que le acaba de robar a la mujer. No obstante, al registrar el bolsillo de su pantalón, echa en falta su propia cartera.

HMC LXXIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos reciben una llamada en su móvil. Ambos contestan y siguen caminando. Ambos se giran y se miran asombrados. Ambos, inmediatamente, se desmayan.

HMC LXXVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Él es tan gordo que la mujer no ve por dónde pasarle. Ella es tan delgada que el hombre no la ve y, como es lógico, la arrolla.

HMC LXXVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Comienzan a escuchar gritos desde los balcones, las ventanas, gritos de alerta, de pavor. Miran a la izquierda. Nada. Miran a la derecha. Una manada de toros de lidia se acerca amenazante, al trote.

HMC LXXVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos sienten una relación amor-odio por la calle. Él agarra la escoba y comienza a barrerla. Ella extrae su pintalabios, se sube la falda, desabrocha el escote de su blusa y comienza a hacerla.

HMC LXXV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Repentinamente, al hombre le da un ataque cardíaco, cae al suelo y comienza a temblar. La mujer trata de reanimarle con un masaje cardíaco y un boca a boca. Desiste cuando comprueba que deja de respirar. Tras varios minutos de espera por la ambulancia, el hombre se levanta como si nada y se dirige a la mujer. A ésta, del susto, le da un ataque cardíaco, cae al suelo, y los de la ambulancia tratan de reanimarla.

HMC LXXIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Llueve, y en el cielo estalla un relámpago que cae fulminante hasta la calle y mata a ambos.

Ella resucita.

HMC LXXIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Él pisa una cáscara de plátano, resbala y cae al suelo. La mujer ríe a carcajadas. Ríe tanto que, debido a los espasmos, su peluca sale disparada de su cabeza calva. Ahora, desde el suelo, quien ríe a mandíbula batiente es el hombre.

HMC LXXII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer le pide al hombre si es tan amable de abrirle el dificultoso cierre de una caja que se le resiste. El hombre se ofrece gustosa y caballerosamente a abrirla y, finalmente, no sin cierto esfuerzo lo logra. Mientras la mujer le agradece la ayuda, extrae de la caja un revólver y le pide ahora al hombre si es igual de amable de entregarle su cartera, su Rolex de oro y su cinturón de cuero con hebilla de plata.

HMC LXXI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer mira con expresión de escándalo al joven hombre, que pulcramente viste smoking y corbata, peinado con raya y mocasines impecables. Continúa observando con reparo sus limpias manos, sus uñas pulidas y su tez afeitada, hasta que la mujer anciana, tatuada de pies a cabeza, con un centenar de piercings a lo largo de su cuerpo y su rostro, que viste un andrajoso sujetador transparente, tacones de treinta centímetros y shorts destripados se dice: ¡dónde iremos a parar con esta juventud!

HMC LXX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Se conocen. Se saludan. Él, que ha sido su profesor de Tamil en la academia, le pregunta con una sonrisilla sarcástica qué tal le va. Ella, en perfecto Urdú, le contesta que muy bien, que ha encontrado un trabajo en una ONG y que la próxima semana tiene pensado irse de voluntaria a Sri Lanka.

HMC LXIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer mira al hombre fijamente mientras se pasa, sensual, la lengua por sus labios. El hombre sonríe. La mujer sonríe. Mira hacia derecha e izquierda, comienza a abrir su boca de manera descomunal y, cual boa hambrienta, engulle de una dentellada al hombre.

HMC LXVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Se miran, se gustan, se atraen e inmediatamente se unen en un pegadizo beso, como si la fuerza de un imán les uniera sin posibilidad de separar sus bocas. El tráfico se detiene, los peatones comienzan a observar la escena, y no tardan los reporteros gráficos y las cadenas de televisión en retransmitir el extravagante acontecimiento. Así, unidos irremediablemente por ese beso, permanecen los amantes, hasta que pasado un tiempo el reality show que televisa el evento retransmite la muert -asfixia, inanición...- de la pareja.

HMC LXVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos portan sendas pancartas plegadas. El hombre se sienta en el centro de la calzada y despliega su pancarta: "No más atropellos de peatones". En ese instante, la mujer, que le observa desde la acera, es testigo del atropello del hombre por parte de un conductor que no le ha visto. Inmediatamente,la mujer despliega su pancarta, que reza: "No más peatones suicidas".

HMC LXVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. A cuatro manzanas de allí, otro hombre y otra mujer también se cruzan. A seis kilómetros de allí, otro hombre y otra mujer se cruzan. A mil ochocientos kilómetros de allí, otro hombre y otra mujer también se cruzan. A siete galaxias y seiscientosmil años luz de allí, un astro y una supernova se cruzan. Son engullidos por un agujero negro.

HMC LXV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle.Un taxi se aproxima y ambos tienen la intención de tomarlo. Cuando el taxi se detiene junto a ellos, comienzan a discutir sobre quién debería subir. La discusión comienza de manera apaciguada, aunque con el transcurrir de los minutos va tomando aires violentos. Tras no lograr llegar a un acuerdo, deciden tomarlo los dos, pagarlo a medias y que el taxista les deje por orden de destino. Cuando suben al taxi, la taxista, vestida de negro, blande su guadaña y les amenaza mortal e inevitable.

HMC LXIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Un fotógrafo toma una instantánea. La foto se hace mundialmente conocida y el fotógrafo mundanamente rico y famoso.

HMC LXIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos llevan sendos carricoches. Al cabo de veinticinco años se vuelven a encontrar en una iglesia, y se saludan efusivamente como nuevos consuegros.

HMC LXII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Él porta una garrafa de vino llena. Ella porta una garrafa vacía. Él la observa y le dice que la bodega ya cerró. Se ofrece a compartir su vino y le llena su garrafa con la mitad del contenido de la suya. Ella se lo agradece, y trata por todos los medios de convencer al hombre de que su garrafa sigue estando medio llena.

HMC LXI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella se sobresalta tras descubrir los tres ojos del hombre, sus seis bocas y sus dos narices. Él comienza a gritar despavoridamente con sus seis bocas tras comprobar que la mujer comienza a huir con sus cinco piernas, vigilándole con el ojo en su nuca.

HMC LX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Por la apariencia y por la edad, ella podría ser su madre. De hecho, lo es, aunque ninguno de los dos lo sabe.

HMC LIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella se ofrece para leerle en su mano la buenaventura. Él sonríe compasivo y acepta de buena gana. Ella le dice que aunque estará en paro durante bastante tiempo, acabará finalmente por encontrar un empleo relacionado con las leyes y el derecho. Él le entrega unas monedas y le da las gracias y, por fin, decide que sí, que ya es hora de poner en marcha el plan del Juicio Final.

HMC LVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. El vapor de una rejilla del metro levanta la falda de la mujer. Ella, avergonzada, trata de bajarse la falda. El hombre sonríe irónicamente, y piensa que ni Marilyn lo hubiera hecho mejor.

HMC LVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella va acompañada de un pastor alemán. El perro comienza a ladrar al hombre y, furioso de rabia, acaba por morderle en un brazo. Mientras la mujer trata de disculparse, el hombre comienza a ladrarle insultos, se pone a cuatro patas. La mujer le pasa una correa por el cuello y prosigue el camino, acompañada ahora de ambos cánidos.

HMC LVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. El hombre la reconoce. Ella comienza a levitar, le hace un gesto celestial. El hombre se maravilla ante la escena y comprueba que en su muñón del brazo derecho aparece ahora una perfecta mano. Pasado el tiempo, en la calle se instala un santuario.

HMC LV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Comienza a llover a cántaros. No llevan paraguas y cada uno decide protegerse bajo sendos zaguanes de aceras opuestas. Se observan a lo lejos. Se sonríen. Deja de llover. Salen de sus respectivos zaguanes y se aproximan el uno al otro. Comienza a llover de nuevo. Regresan a sus zaguanes.

HMC LIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. El hombre la mira y la desnuda con sus ojos. La mujer, indignada, le mira y le desnuda con sus manos.

HMC LIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. El hombre traspasa el cuerpo de la mujer. La mujer se da media vuelta y observa cómo el hombre también traspasa el edificio contiguo.

HMC LII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Se miran de reojo. Se detienen en el mismo punto. Extraen de sendos macutos unas cámaras fotográficas. Se empujan. Se interponen uno delante del otro. Aguardan un instante y fotografían el paso de una limusina. Se marchan corriendo a sus respectivas redacciones editoriales.

HMC LI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Se miran. Se reconocen. Se cruzan unas palabras. Tras mucho tiempo, regresan juntos a casa.